¿Quién, cuándo y porqué debiera tener un seguro de vida?
La reacción más común ante la mención de un seguro de vida es generalmente de rechazo o de aplazamiento. Nadie siente que es hora de pensar en su propia mortalidad y es muy fácil encontrar una excusa para ni siquiera considerar tal situación: “No tengo planes de morirme todavía”, “soy joven y tengo buena salud”, “mi cónyuge podrá hacerse cargo de los chicos”, “mis padres pueden ayudar”, o una un poco cruel pero bastante común también, “nadie se va a hacer rico a cuenta mía, ni va a venir otra persona a disfrutar los beneficios de mi muerte…”.
Sin importar cómo se desee llamar esta protección, el seguro de vida es simplemente eso, una protección económica para los seres queridos y debe considerarse prácticamente sólo cuando hay una necesidad de cuidar de la familia o de los compromisos que se han contraído. Básicamente el uso y razón de un seguro de vida es sustituir en el seno familiar el producto o las facilidades económicas que usted aporta, como su sueldo, su trabajo, sus cuidados, etc.
Esto pone en el mismo nivel, tanto a quien provee el ingreso familiar, como al cónyuge que cuida de la casa y de la familia. Si dejaran de existir los aportes de uno o del otro, el sobreviviente necesitaría suplirlas de algún modo. Es tan duro para una esposa tener que salir a trabajar porque su esposo fallece, como para un esposo que queda viudo tener que cuidar de los chicos y continuar su trabajo simultáneamente, por usar ejemplos de situaciones familiares estereotipadas.
Si bien es posible que quien sobreviva pueda hacerse cargo de la mayoría de las necesidades, seguramente no será suficiente y al final muchas cosas terminan sacrificándose. Es en este momento que contar con el apoyo de un ingreso adicional es más una tranquilidad mental que una manera de hacerse rico.
En resumen, un seguro de vida es un beneficio que usted obtiene para su familia y seres queridos y que le permitirá lograr alguno, varios o todos de los siguientes objetivos:
Reemplazar el ingreso que usted produce en caso de su fallecimiento.
Tener fondos para los gastos inesperados de funerales o similares arreglos.
Crear una herencia para sus seres queridos.
Hacer una contribución de caridad a la organización benéfica de su elección.
Pagar los impuestos de sucesión (inheritance/estate taxes).
Tener un instrumento financiero que le facilite ahorrar, invertir o tener un colateral para préstamos.
Piense lo que tendría que enfrentar su familia si usted no está, y cómo podría hacerles más fáciles esos momentos difíciles.
El seguro de vida es demasiado costoso
Más de la mitad de los estadounidenses sobreestiman el costo de un seguro de vida hasta el triple. Esto ocurre principalmente en las generaciones más jóvenes.
El costo de un seguro de vida a término para una persona saludable de 30 años es de alrededor de $15 cada mes.
Sin embargo. el 44% de los millennials estiman que cuesta más de seis veces más: a un precio muy elevado de hasta $95 mensual
Esta percepción errónea sobre el costo, aunada a dar prioridad a otras necesidades financieras, genera riesgos Innecesarios de que las familias sufran problemas financieros en caso de que el sostén del hogar fallezca inesperadamente